lunes, 23 de noviembre de 2009

Amadeus a cielo abierto

Un clásico de la música clásica


El evento organizado por la radio Amadeus 103.7 congregó cerca de 200 mil personas en el barrio porteño de Palermo. La Orquesta de Buenos Aires, el Coro Nacional de Jóvenes e invitados especiales interpretaron obras de los últimos tres siglos. Un espectáculo de fuegos artificiales le dio el cierre a la cuarta edición del evento.


“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”. Si Platón estaba en lo cierto cuando conjugó esta frase hace más de 20 siglos, cerca de 200 mil personas asistieron ayer a uno de los más hermosos maratones del año en el barrio de Palermo.
A partir de las seis de la tarde del sábado, una multitudinaria caravana de amantes de la música clásica comenzó a surgir desde las avenidas Sarmiento y Libertador, llenando desde temprano los alrededores del monumento a los españoles. Por su parte, el público más experimentado, que seguramente ya había asistido a ediciones anteriores del evento, no olvidó la silla, los largavistas y algún alimento para disfrutar al máximo Amadeus a Cielo Abierto.
Exactamente a las 20, comenzaron a sonar desde el escenario mayor las primeras melodías de Strauss y Wagner, pero pronto los músicos de la orquesta sinfónica de Buenos Aires excedieron lo estrictamente clásico e incursionaron en el jazz y el negro spiritual, acompañados por el Coro Nacional de Jóvenes e invitados especiales para cada interpretación.
Más adentrada la noche, uno de los momentos más emotivos sucedió cuando el presentador del evento, Martín Wullich, pidió a los oyentes que prendan las luces de sus teléfonos celulares y los levanten bien alto, para que desde las 4 enormes pantallas que rodeaban el escenario pudiera apreciarse la masiva convocatoria, que parecía un cielo estrellado que inundaba las avenidas.
Pasadas las 21, el mismo locutor en su traje blanco inmaculado anticipa para el cierre del evento la overtura 1812 de Tchaikovsky, una obra que el compositor ruso creó en honor al triunfo del ejército de su país ante las tropas napoleónicas, y desde el primer acorde la orquesta se convirtió en el punto de fuga de las miradas de todos los presentes.
Llegando al clímax de la overtura, dos cañones que el ejército argentino utilizó en la conquista del desierto estallaron en perfecta sincronización con los altibajos musicales. Pero cuando parecía que ya nada podía mejorar la impecable puesta en escena, una carga de monumentales fuegos artificiales coronó la noche perfecta siguiendo al pie de la letra las partituras de Tchaikovsky.
“Lo que más me sorprendió fue el orden y la compostura”, rescató con respecto a ediciones anteriores Rubén, un fiel seguidor del espectáculo gratuito que desde hace cuatro años la estación radial Amadeus 103.7 organiza.
Lejos de la exclusividad que algunos le atribuyen a la música clásica, la cuarta edición de Amadeus a cielo abierto demostró ayer, una vez más, que la magia de las melodías de los siglos de oro es más popular que nunca.

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